Los residuos son restos generados en las actividades de producción o consumo destinados al abandono, ya que no poseen valor económico, por la falta de tecnología para su aprovecho o por la inexistencia de un mercado para poder recuperar los productos.
Históricamente, la palabra basura ha significado, para la mayoría de las personas, algo despectivo y molesto, carente de valor y de lo que hay que deshacerse lo más rápido posible. Este proceso hace que, tarde o temprano, aquello que se considera temporalmente útil para el consumo (aunque no siempre sea necesario), en determinado momento se convierte en un estorbo y causa problemas a la hora de deshacerse de ello.
En las ciudades la basura ha sido un problema casi desde su origen, debido a la alta densidad de población y por un arrojo cotidiano de la basura a las calles y otros espacios comunes. Esto produce la proliferación de insectos, roedores y microorganismos patógenos, que traen como consecuencia, enfermedades catastróficas para el hombre, tales como la peste.
Sin embargo, al contrario que en las ciudades, en el medio rural nunca fue un verdadero problema. Los residuos orgánicos siguen el ciclo de la vida sirviendo de abono o de alimento para animales y los vertidos arrojados en los ríos son depurados por las propias aguas.
La perduración de estos procesos de mala gestión de las basuras, pueden provocar un deterioro y depreciación del entorno debido a la contaminación del aire, del agua y del suelo, con consecuencias impredecibles.