El 14 de marzo se celebra el Día Internacional de Acción contra las represas y por los ríos, el agua y la vida en el que miles de personas de todo el mundo protestan por los daños causados a los ríos, con diversas acciones como parte de un esfuerzo anual para proteger los ríos vivos en todo el mundo.
Una “presa” o “represa” es una barrera que se construye sobre un río o arroyo, con la finalidad de formar un lago artificial para su posterior aprovechamiento en abastecimiento o regadío, para la producción de energía eléctrica, o para regular zonas de inundación. Sin embargo estos beneficios pueden llevar consigo un alto coste ambiental.
Las represas forman parte de una lista de infraestructuras peligrosas para el medio ambiente. Provocan río abajo, perdida del volumen de agua, reducción de la cantidad de peces autóctonos y efectos irreversibles sobre los humedales. También se produce la inundación de grandes extensiones de tierra y con ello la pérdida de plantas y animales, lo que constituye una de las principales causas de la pérdida de millones de hectáreas de bosques, quedando sumergidas bajo el agua y en descomposición, emitiendo grandes volúmenes de dióxido de carbono y de metano, gases de efecto invernadero que aportan al calentamiento global. Por otro lado, el río arrastra sedimentos orgánicos al embalse aumentando la biomasa en putrefacción.
La idea de un Día de Acción surgió durante el Primer Encuentro Internacional de Damnificados por las Represas, realizado en Curitiba, Brasil, en 1997. A partir de allí se organiza un foro de seguimiento y defensa de los ríos y sus cauces naturales, muy crítico con la política de realización de presas, que se institucionaliza el 14 de marzo.
Más de 45 mil grandes represas se han hecho en todo el mundo, y han contribuido al cambio climático y a las sequías por todo el mundo con más del 50% de los ríos represados en todo el planeta. ¿Qué más necesitas para tomar consciencia?