La exportación creciente de papel usado recuperado y otros materiales para ser reciclados en China alarma a las papeleras españolas u otras industrias de reciclaje, que tienen una dura competencia con el país asiático.
En el año 2009, el 15% del papel viejo recuperado en España, depositado por los ciudadanos en los contenedores azules, acabó siendo materia prima que se exportó a China. La patronal papelera ve insostenible que el papel viejo recuperado en España haga tantos kilómetros o viajes tan largos. Las empresas recuperadoras lo ven justificable, también esgrimiendo argumentos ambientales.
China es un gran explotador de recursos de planeta. Y ahora también empieza a hacer acopio de la materia prima europea recuperada. En los últimos cinco años, entre 200.000 y 900.000 toneladas de papel usado recogido en España han sido transportados anualmente a los países del lejano oriente y especialmente a China. El resultado es que la industria papelera española sufre este flujo, y se queja. Teme verse desabastecida de esta materia prima obtenida de la recogida selectiva ciudadana o comercial. Alega que se ve obligada a importar la misma cantidad de papel recuperado procedente de otros países de Europa, según explica Carlos Reinoso, director general de Aspapel.
La razón principal de esta exportación es económica. Los circuitos de comercialización que venden el papel viejo a China ofrecen mejores precios al recuperador que lo que pueden ofrecer las papeleras. Aspapel, la patronal de las papeleras, sin embargo, denuncia que esto no es fruto de un comercio legítimo, “sino que se debe a que el gobierno chino da subsidios por la compra de esta materia prima, como ha demostrado recientemente la UE”. China no genera in situ suficiente papel viejo, y hace estas grandes compras en el extranjero porque carece de un sistema implantado de recogida selectiva, como se da en la UE.
En cambio, la patronal Repacar justifica el mercado de la exportación de papel recuperado a Asia diciendo que este es un flujo que retorna a su origen, con lo que se devuelve a su procedencia un desecho que se recupera: el excedente de papel y cartón recogido en Europa.
Repacar argumenta que los contenedores marítimos que transportan el papel y cartón recuperado a Asia son contenedores de retorno, que tienen que volver a Asia, vacíos o llenos, con lo cual se cierra así su ciclo de vida con objeto de darles salida en mercados con mayor rotación mediante el reciclaje. Sostienen que de esta manera se produce un mínimo impacto ambiental, un menor consumo energético y una reducción de emisiones de CO2. Además, el transporte en barco presenta un mejor balance energético que en avión. Otras voces apuntan que la vuelta con carga supone más consumo de energía y emisiones.
Repacar argumenta también que las exportaciones anuales de EE.UU., Japón y Europa a China “evitan que 65 millones de toneladas anuales de papel recuperado sean eliminados en vertederos, así como el consumo de 54 millones de toneladas anuales de madera que se necesitarían para la fabricación de celulosa virgen y su consiguiente impacto energético”.
Vía: LA VANGUARDIA