En 1994, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 17 de junio como el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía para fomentar la conciencia pública sobre el tema, así como también la puesta en acción de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD) en aquellos países afectados ya sea por graves sequías, por desertificación, o por ambas, en particular en África.
El proceso de la desertificación es una cuestión mundial, ya que afecta a más de 110 países, y no es un problema aislado sino que está plenamente relacionado con los cambios climáticos, la conservación de la biodiversidad y la necesidad del manejo sustentable de los recursos naturales. Entre los principales factores que desencadenan esta situación se encuentran la explotación insostenible de los recursos hídricos, que es causa de graves daños ambientales, incluidos la contaminación química, la salinización y el agotamiento de los acuíferos. Pérdidas de la cubierta vegetal a causa de repetidos incendios forestales. Concentración de la actividad económica en las zonas costeras como resultado del crecimiento urbano, las actividades industriales, el turismo de masas y la agricultura de regadío.
El lema de este año, “No dejes que nuestro futuro se seque”, pide adoptar medidas para preparar y anticipar la escasez de agua, la desertificación y la sequía. La idea es que todos somos responsables de la conservación y del uso sostenible del agua y de la tierra. Existen soluciones a los graves problemas de escasez de recursos naturales y la degradación de las tierras no tiene por qué poner en peligro nuestro futuro.
Más información aquí.