Elisabete Farinhoto, vecina del municipio luso de Caminha (fronterizo con A Guarda) y madre de Diogo, un niño de dos años que nació sin la mano derecha. Sus expectativas dieron un giro hace tres meses cuando descubrieron en televisión a la madre de Rodrigo, otro niño con una situación similar y que, gracias a una iniciativa inédita, es el receptor de una de las primeras manos mioeléctricas de Portugal.
Sus padres consiguieron los 8.300 euros que costaba la prótesis recogiendo tapones y embalajes de plástico. Su sueño, hecho ya realidad, se ha convertido en el de otras familias y la fórmula para alcanzarlo, en el modus operandi de la cooperativa Dar a Sorrir, fundada por la madre de Rodrigo, Sandra Hipólito, en colaboración con la empresa de embalaje Ceinop de Póvoa de Varzim, utiliza para su producción plástico reciclado. El sistema se basa en un trueque, ya que, a cambio de los tapones y embalajes de plástico, la empresa paga la colocación de la prótesis.
Este mecanismo le permite a Rodrigo abrir y cerrar la mano y mover tres dedos. Hasta que a los 18 años puedan colocarle una biónica y definitiva, tendrá que hacer revisiones y adaptaciones.
Elisabete Farinhoto confía ahora en ese torrente solidario y que también llegue a Diogo desde la ribera gallega del Miño. Ella recoge todo lo que puede en su casa, donde ya ha conseguido 11 de las 19 toneladas necesarias. Restaurantes y el propio Concello han colocado «contenedores para Diogo» en varios espacios municipales como piscinas o bibliotecas.
Animamos a depositar los tapones y los envases plásticos en los recintos habilitados para ello en:
Vía: La Voz de Galicia e Infomiño