Unos 200 niños han muerto desde el comienzo de 2010 en el estado de Zam-fara, en el norte de Nigeria, por una intoxicación masiva por plomo vinculada a las actividades mineras. Hay otros 18.000 afectados, con elevadas concentraciones de plomo en sangre, convulsiones y trastornos en el desarrollo neurológico en el caso de los más pequeños.
En los cajones de nuestras casas, hay termómetros, calculadoras con placas solares, cargadores de móvil, cables USB, ordenadores portátiles viejos, bombillas LED de Navidad y un sinfín de objetos que, probablemente, acabarán en la basura. Cientos de miles de mineros se juegan la vida en todo el mundo para obtener los metales que acaban en los vertederos o se almacenan sin sentido en los armarios. En los dispositivos LED y en las células solares hay galio y selenio. En algunas guitarras eléctricas, germanio. En gafas de sol y bisutería, erbio, que también aparece en los cables de fibra óptica. En las baterías de los móviles, litio. Y así continúa una lista interminable.
El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) alertó ayer de que las tasas de reciclaje de muchos de estos metales son descorazonadoras. La desidia en el reciclaje en todo el mundo es especialmente frustrante, según el organismo de la ONU, porque los metales, al contrario que otros materiales, son reciclables indefinidamente casi al 100%.
Según las estimaciones aireadas por el organismo de la ONU, reciclar metales requiere entre dos y diez veces menos energía que ir a buscarlos a la mina. Sólo la extracción de estos elementos de la tierra devora el 7% de la energía consumida en el mundo, desbocando las emisiones de CO2 responsables del calentamiento global, según el PNUMA.
El informe ha estudiado 60 metales, prácticamente todos los que aparecen en la tabla periódica de los elementos. Y sus conclusiones son desalentadoras. En más de la mitad de los metales estudiados, 34, los porcentajes que se reaprovechan están por debajo del 1%. En este grupo de metales olvidados están todos los mencionados anteriormente, incluido el omnipresente litio de las baterías de los teléfonos móviles. Muchos de ellos son fundamentales para el desarrollo de las energías limpias, ya que se emplean en las baterías de los coches híbridos y en las turbinas de los aerogeneradores.
Los expertos recomiendan estimular la gestión de los residuos en los países en desarrollo y acabar con el acaparamiento en casa de teléfonos móviles viejos y otros dispositivos electrónicos fuera de uso.
Vía: Público.es