Un profesor y un estudiante de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Industrial y Aeronáutica de Terrassa (Barcelona) han presentado hoy un coche de radio control que funciona mezclando residuos de aluminio, como las anillas de las latas de refresco, con sosa cáustica disuelta en agua.
Al introducir el residuo de aluminio y la mezcla de sosa cáustica y agua en el depósito del coche, se produce una reacción química que genera hidrógeno, elemento que, tras ser filtrado y tratado convenientemente, alimenta una pila que genera energía eléctrica.
La energía generada logra que el coche pueda circular a una velocidad punta de 30 kilómetros por hora, con una autonomía de 40 minutos para cada repostaje.
De momento, esta invención podrá aplicarse a los coches de radio control, que podrán abaratar significativamente los precios actuales de estos vehículos. No obstante, el objetivo del proyecto “Aluminio” es trasladar a gran escala este innovador sistema de propulsión para coches y microcoches. Según los cálculos de los expertos, para mover un vehículo de unos 5 CV durante una hora serían necesarios unos 3 kilos de aluminio, y para motores de 60CV, se requerirían unos 30 kilos.
Vía: ABC