Paloma Librero, responsable de la División de Medio Ambiente del aeropuerto madrileño, explicó que los residuos se tratan en la Planta de Clasificación y Selección de Residuos.
A esta planta llegan todos los residuos que no se segregan en origen. En ella son sometidos a un proceso de triaje manual, que comprende la apertura de las bolsas de basura para separar todos los restos que puedan ser reciclables (papel, cartón, envases y vidrio), antes de llevarlos a “valorizar”. El resto de los residuos, principalmente orgánicos, son llevados a plantas de biometanización para su transformación en compost, que es utilizado como abono. Además, el gas metano que se utiliza en el proceso de transformación en compost se usa para la producción de energía eléctrica.
Librero destacó que, además de valor medioambiental, la planta de separación de residuos supone un beneficio social, ya que los contratados son personas con discapacidad, tras llegar a un acuerdo con la Asociación de Padres de Minusvalidos de Iberia.
Todas estas labores se desarrollan en el marco de la implantación del “Plan de Residuos Cero”. Por ello, el aeropuerto ha construido también zonas de recogida selectiva de restos en más de 15 puntos del recinto, usa autómoviles con gas natural y se ha instalado también una “Planta de Efluentes”, en la que se trata el agua de los aseos de las aeronaves.
Vía: adn.es