Las lámparas de bajo coste son hasta un 80% más eficientes que las incandescentes y duran hasta 10 veces más. Pero ahora mediante un informe del Comité científico de los riesgos sanitarios emergentes y recientemente identificados (CCRSERI), ha demostrado que paradójicamente, mientras se trata de disminuir la utilización de mercurio en la industria, lo estamos introduciendo en nuestras casas en forma de vapor debido a las bombillas de bajo consumo, lo que plantea un problema ambiental y de salud pública seria en caso de rotura o al gestionarlas como residuo.
Los riesgos de la inhalación del vapor de mercurio derivan del grado de exposición a este metal pesado. La inhalación del vapor de una bombilla rota es mínima pero en dosis más elevadas, como consecuencia de un vertido incontrolado de cantidades masivas, podría causar un episodio grave de contaminación ambiental y suponer un riesgo para la salud de las personas expuestas.
Desde la EPA (Agencia de Protección Ambiental de EEUU), se recomienda que en el caso de rotura, abrir la ventana, salir de la habitación y transcurrido un tiempo recoger los residuos con unos guantes de látex. Ya hay algunas voces que apuntan a que, con las bombillas de bajo consumo, podría pasar lo mismo que con los termómetros de mercurio, que las acaben retirando del mercado.
Precisamente ahora podemos ver en las televisiones una campaña para concienciar sobre el correcto reciclado de estas bombillas. Sin embargo, no se cuenta por qué es tan importante que se haga bien, por eso sería importante que la ciudadanía estuviera bien informada y concienciada de este hecho.
Recíclame.info