El Govern ha autorizado a la cementera de Montcada i Reixac a utilizar unas 30.000 toneladas al año de restos de las plantas de tratamiento de residuos para sustituir los combustibles que ahora emplea.
El empleo del resto de residuos tratados en plantas donde se procesan las basuras urbanas es muy común en otros países europeos y para las compañías presenta no pocas ventajas. En primer lugar porque reduce la emisión de CO2, lo que permite a las compañías rebajar el coste de sus emisiones e incluso vender sus excedentes. Además, este combustible reduce los costes de transporte en la medida que su punto de entrega es más próximo.
La quema de los restos que generan las plantas de tratamiento de basura han sido objeto de debate en el área metropolitana. Una controversia que la crisis ha calmado porque se generan menos residuos y en consecuencia el problema para tratarlos también ha menguado. Pero en cualquier caso, el problema existe: el área no dispone de un lugar donde tratar los residuos que se generan al final de la cadena de tratamiento de la basura urbana.
Vía: LA VANGUARDIA.com