Un estudio de la Universidad Nacional (UNA) logró comprobar la presencia de residuos de plaguicidas utilizados en el cultivo de la piña en ríos y quebradas.
La investigación fue realizada en la cuenca del río Jiménez, en la provincia de Limón, por el Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas (IRET) de esa universidad, y presentada por la bióloga M.Sc. Silvia Echeverría Sáenz en el Centro de Investigaciones en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar) de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Entre otros indicadores, se evaluó la vegetación ribereña, el hábitat fluvial, los nutrientes y la temperatura del agua, así como también se analizaron los residuos de plaguicidas en agua y en sedimentos.
El estudio revela la presencia de residuos de agroquímicos en todas las muestras de agua analizadas de los sitios con influencia agrícola y, en una ocasión, los plaguicidas se encontraron en concentraciones capaces de provocar mortalidad a organismos de laboratorio.
En cuanto a la contaminación orgánica, que es medida por la presencia y diversidad de macroinvertebrados (organismos que suelen utilizarse como indicadores de las condiciones ecológicas del agua), los resultados muestran que la calidad del agua es menor en los sitios adyacentes a los cultivos de piña.
Además, aparecieron hasta siete plaguicidas diferentes en una sola muestra de agua, combinación que podría provocar un efecto tóxico mucho mayor del que producirían de forma independiente.
Entre los plaguicidas identificados hay insecticidas, herbicidas y fungicidas, tales como carbaril, diazinón, etoprofós, bromacil, ametrina, hexazinona, diurón, triadimefón, y clorotalonil. Algunas de estas sustancias son altamente tóxicas para los peces y los crustáceos.
Vía: ElPaís.cr